miércoles, 11 de agosto de 2010

Festival de Lima: La casa muda


Esta cinta debut del uruguayo Gustavo Hernández es un logrado ejercicio de cine de escaso presupuesto y que apuesta a ganar el quíntuple en el mercado internacional. Siguiendo el estilo de cintas más recientes como REC, quizás la asociación más cercana pensando en el entrampamiento en una casa sellada y en el protagonismo femenino, el manejo del terror psicológico y el suspenso se basa en los usos del sonido, los golpes de sorpresa y las apariciones sugeridas por la apática luz de una pequeña lámpara de fluorescente mientras ayuda a visualizar los aspectos más oscuros de una casa en apariencia abandonada.

La casa muda es promocionada como el primer filme de horror rodado en un único plano secuencia, sin cortes, de 78 minutos, y por haber sido grabada por una cámara fotográfica Canon. Dos recursos de por sí ya nada arriesgados, más si se trata de ahondar en los efectos del terror de aspecto amateur pero certero. El plano secuencia en sí resulta motivador para la atmósfera del filme, pero la óptica e intenciones recuerdan a los mismos utilizados con planos subjetivos en El proyecto de la bruja de Blair o en el bluff más reciente Actividad Paranormal. Es decir, por momentos la cámara se hace invisible y sólo interesa el manejo del suspenso y los nuevos giros en la historia. En este sentido, la novedad parece difuminarse. No me parece pertinente aquí asociar este uso del plano secuencia a películas tan diferentes como La soga de Alfred Hitchcock o a El arca rusa de Sokurov, por ser quizás las antípodas de lo que Hernández quiere ofrecer dentro del género. Al contrario, el plus del uso del plano secuencia deviene en romper la idea que el desplazamiento en tiempo real es una cuestión del "presente" o del "ahora" (una chica y su padre atrapados en una casa vieja, ambos víctimas de una entidad paranormal, sin salida) para convertirse, en una vuelta de tuerca fallida pero que da coherencia a este uso novedoso del plano, en espejo de la psicología bipolar del personaje protagónico.

La casa muda, pese a su final jalado de los pelos, que resta verosimilitud a todo lo visto en los 70 minutos anteriores, es un ejemplo de buen uso de herramientas para hacer cine de género barato y llamativo, que fácilmente pudiera hacerse en el Perú.

Mónica Delgado

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo la ví ayer, y la verdad es que me pareció buenísima!
Tanto yo como los demás pegamos algunos slatos, pero sobre todo la opresión que hay durante toda la película hace que sea altamente recomendable. A mi el final me gustó, sobre todo porque hizo que junto a mi novia tomaramos un café de dos horas hablando del mismo.
Roberto.