domingo, 28 de febrero de 2010

Amor, cinefilia y cine


Lorena Cancela, desde Buenos Aires, envía este artículo sobre el amor en el cine, publicado originalmente en el portal Elcine.ws.

Con otro 14 de febrero transcurrió el día de San Valentín. En una época la fecha representaba al Santo homónimo. Uno con determinadas características como para hacer enamorar a la gente. Con el tiempo, y consolidación del capitalismo mediante, San Valentín se transformó en el Día de los Enamorados, y en una excusa más para consumir y gastar en pareja. Así se venden desde paquetes para pasar un fin de semana en un hotel con todo incluido, hasta cenas que, por tratarse de un día especial, salen más caras que el resto del año.

Aún así el amor, existe. Y afortunadamente sigue siendo una manera de relacionarse entre los seres humanos. Ahora bien, éste no debería ser entendido solo como pulsión genital, como el deseo de querer estar y compartir todo con el otro. Se puede amar a los animales, a los extraños…. Separar la basura reciclable y entregársela en la mano al mal llamado “cartonero”, podría transformarse en un acto de amor hacia esa persona, y el planeta.

Por supuesto, el cine no ha sigo ajeno a estas modalidades y a lo largo de los años nos ha deleitado, amargado o movilizado con distintas historias de amor. Son tantas, que se podría reescribir la historia del cine a partir de ellas. Incluso, se podrían armar listas de películas de amor, y quizás se formarían nuevos cánones cinéfilos. Pues las películas de amor van más allá de las mentadas románticas. Un film como Au Hasard Balthazar (Bresson), es una de las mejores historias de amor jamás contadas, y su protagonista es un asno. Al igual que La historia del camello que llora (Byambasuren Davaa) protagonizada, también, por un camello.

Sin embargo, no estamos entrando en un trance zoológico. Los ejemplos nos sirven para introducir una idea: En los últimos años la Gran Industria (Hollywood) no ha sido ajena al, por llamarlo de alguna, boom de El día de los Enamorados, y aprendió a sacar provecho de esa situación, y su contratara: la ausencia de amor. ¿Cómo? Con productos, porque no se los puede llamar de otra manera, como el estrenado el jueves pasado en la cartelera porteña. Si es que todavía hay dudas nos referimos a Día de los Enamorados.

Aquí trabajan actores en ascenso junto a estrellas consagradas bajo la dirección del mismo realizador de Mujer Bonita: Garry Marshall. Ésta responde a una forma de producir, digamos, actual: Un puñado de escenas que tienen su propia autonomía, que por momentos parecen más video clips en un mismo pack que una verdadera película. Es más, se ha dicho en una nota de prensa de un importante diario local (de esas que hacen algunos periodistas a cambio de un viaje e invitados por la distribuidora o productora) que por temas de agenda los actores taquilleros convocados solo podían trabajar una semana en el proyecto. De allí que muchos de ellos no se crucen en la pantalla…


Lorena Cancela

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