miércoles, 31 de diciembre de 2008

Mejores del 2008: Emilio Bustamante


La lista de 10 que presento es muy personal. No he incluido únicamente estrenos, pero todas las películas seleccionadas las vi por primera vez este año en diferentes formatos y lugares. Van en el orden en que fueron vistas.

Buda explotó por vergüenza (cine). El primer largometraje de ficción de la menor de las Makhmalbaf está filmado en el lugar donde los talibanes hicieron estallar las estatuas de Buda. Los enormes agujeros frente a los cuales, a veces, se detiene la niña protagonista expresan una inmensa carencia, más humana que divina. La historia comienza como una película de Panahi (El globo blanco) o Kiarostami (¿Dónde está la casa de mi amigo?): la niña quiere aprender a leer y busca una escuela; pero pronto hay un giro macabro y la trama se transformar en algo parecido a El señor de las moscas. El filme puede ser visto quizá como un panfleto, pero si algo tiene de ello es su sencillez y contundencia.

Tríptico elemental de España (DVD). La ambiciosa obra inacabada de un vanguardista olvidado. José Val del Omar (1904-1982) ideó un lente semejante al zoom años antes de que este se expandiera en el mundo, y propuso un tipo de proyección cinematográfica que desbordaba la pantalla convencional. En Tríptico elemental de España identifica a un elemento con una región de la península: el agua-Andalucía, el fuego-Castilla, y el barro-Galicia, logrando un conjunto armónico e hipnótico. (Puede verse en Youtube).

Sin lugar para los débiles (cine). El personaje de Javier Bardem tiene espesor físico y simbólico. Es un asesino psicópata pero también la encarnación de un tipo de violencia que fatalmente llegó con la colonización y el capitalismo. Él y la moneda arribaron juntos a un territorio que no admite viejos ni piedad. Hacía muchos años que los Coen no hacían una película tan buena; esta vez tuvieron como aliado a Cormac McCarthy.

Petróleo sangriento (cine). Desde sus primeras imágenes la película de P. T. Anderson causa incomodidad, fascinación y extrañeza. El duelo de monstruos que entablan a lo largo de ella Daniel Plainville (Daniel Day Lewis) y Eli Sunday (Paul Dano), y los particulares conflictos interiores que viven, se enmarcan en un filme irregular, desbordado y cautivante que al igual que el de los Coen plantea una reflexión muy oportuna hacia el fin de la era Bush sobre la construcción de una sociedad que tiene como columnas la explotación petrolera y el fundamentalismo religioso, y como cimientos el timo y la codicia.

La mujer sin cabeza (cine). Enfoques y desenfoques, personajes dentro y fuera de campo, dan cuenta de un grupo social que construye su realidad sobre la base de reconocer o ignorar acontecimientos y seres humanos según sean útiles o inútiles, convenientes o incómodos, y de llenar el vacío con frivolidad. ¿Qué ocurre cuando alguien de ese grupo ve lo invisible?, ¿cuándo experimenta lo negado que emerge con la culpa? El orden se pone en peligro; y el grupo que niega se protege, borra las huellas y trata de reintegrar a la vidente a la burbuja, todo menos aceptar la verdad.

Liverpool (cine). El final es brillante, pero no lo sería sin el resto del filme. Una mirada, una postura corporal, un objeto exótico obsequiado a una niña entumecida por un hombre hosco, con dificultades para la comunicación de afectos, producen un estruendo emocional y a la vez un rayo de conocimiento en un mundo frío, árido, silencioso e inclemente, donde todo parece conducir al olvido y a la rutina más deshumanizadora.

Crimen oculto (cine). El peso y la liviandad. Gus Van Sant ausculta a un joven aparentemente indolente pero en realidad agobiado por una situación familiar y una culpa que no puede manejar, y lo acompaña con una cámara emancipada y poetizante en los únicos momentos en los que el personaje alcanza a sentirse aliviado (cuando vuela con el skate). La solución dada por la amiga del protagonista (confesarse en un diario y quemarlo luego), lo libera de la carga, pero deja en su lugar el vacío.

Neil Young: Heart of Gold (DVD). Jonathan Demme acompaña a un convaleciente Neil Young y su trouppe a un concierto de presentación de su disco Prairie Wind en Nashville. La ubicación exacta de las cámaras (que casi nunca se mueven), la siempre equilibrada composición de los encuadres, la precisión del montaje, el escenario añejo y litúrgico, el público fiel aficionado a la música country, y las canciones de Young sobre temas domésticos y privados interpretadas con una emoción particular, crean un clima algo conservador, pero sobre todo componen un filme profundo e íntimo, clásico y esencial.

Trouble in Paradise (TV). La elegancia y el ritmo de Lubitsch. Planos, movimientos, actores y sonido perfectamente integrados en un universo autónomo, armonioso e ilusorio donde los ladrones son caballeros y las millonarias son damas. Si Lubitsch emplea tan bien el sonido en este filme de 1932 es porque ya sus películas mudas lo evocaban o reclamaban.

Jean-Luc Godard y el grupo Dziga Vertov (DVD). Ver este pack de cinco discos en DVD me hace pensar que quizá esta sea la forma adecuada de visionar las películas que hicieron Godard, Gorin y sus amigos a fines de los sesenta y comienzos de los setenta. Se trata de textos audiovisuales que hay que detener, releer y discutir para que tengan el efecto buscado de artefactos de pensamiento. Difícil hacerlo en una sala cinematográfica con una proyección en celuloide. Llevan implícita una propuesta de ver cine de un modo distinto al convencional. Sin embargo, son también la prueba de una batalla perdida. Una batalla; no la guerra.

Emilio Bustamante

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿qué pasa con Cabrejo?

Anónimo dijo...

Hay que separar los estrenos.

Anónimo dijo...

Hay que separar los estrenos.

Anónimo dijo...

porque confundir dvd con estrenos?